Había tantas veces
Por Melina Knoll
Cuando, siendo yo escritora y guionista de T.V, fui convocada a dictar en la Escuela la materia “Storytelling” para alumnos de Publicidad, el desafío fue doble. Acercar la buena Literatura a quienes quizá no estaban muy familiarizados con ella, y proponer a los alumnos el juego de que se animaran a ser escritores por un rato. La buena noticia es que se trata de un juego que sólo se puede jugar bien si se juega en serio. Y en eso estamos. Conociendo las reglas y haciéndolas propias durante la tarea.
Contar una historia es una aventura íntima que se comparte con otros, y es también aprender a ordenar el mundo en el que se desarrolla esta aventura. Durante las clases, no dejan de sorprenderme esos tan diversos mundos que cada quien se propone nombrar, ordenar y compartir. Conmigo y con el resto.
Lo cierto es que quien cuente una historia, irremediablemente, contará otras. Y esta certeza es la que mantiene vigente una costumbre milenaria. Tan básica y vital para el ser humano como comer y dormir. Porque a esta altura, ya podemos estar seguros de que si “había una vez”, habrá más, miles de otras veces.