¿Cómo estudiar dirección de arte viajando por el mundo?
Pablo Rojas Vidal es chileno, decidió estudiar dirección de arte en M. AD Buenos Aires y la pandemia lo sorprendió en Rusia. En la nota cuenta su experiencia estudiando online desde Moscú, Estambul y El Cairo, y haciendo prácticas remotas en Sony Madrid y Wunderman Thompson Tokio.
Pablo representa a la perfección lo que es ser un creativo nómade. O, como decimos nosotros, un NoM. AD: un espíritu inquieto que recorre el mundo y adquiere experiencias únicas que lo ayudan a avanzar en su carrera.
Y no hablamos solo de trabajar en agencias globales con equipos multiculturales, que amplían las referencias artísticas de un creativo y enriquecen su portfolio. Hablamos también de los aprendizajes que pueden surgir de vivir 6 años en una cultura tan distinta como la china, soportar el frío inclemente de Rusia, absorber la sabiduría espiritual de Egipto y aprender a aguantar la respiración bajo el agua haciendo freediving en la península del Sinaí.
“El Universo favorece a los que se arriesgan” dirá en un momento de la charla, y su trayectoria lo comprueba. El nómade planifica pero le da lugar a la espontaneidad; siempre hay algo de salto al vacío en cada nuevo destino, y en esa suspensión hay una apertura que da lugar a los aprendizajes más enriquecedores.
China: confianza y autoconocimiento en una cultura muy distinta
Pablo estudiaba Ciencias Políticas en Santiago y se ganó una beca de la Embajada de China para ir a estudiar al país asiático. Se dio cuenta de que allá había muchísimas posibilidades laborales para los extranjeros y rápidamente inició una práctica en una de las miles de startups que crecen como el arroz en esas tierras económicamente fértiles. Luego trabajó en “The Beijinger”, un medio de comunicación similar al New Yorker. Fue en ese momento, probando distintas cosas, que descubrió su pasión por el diseño y la publicidad y se anotó en M.AD.
Cambió política por creatividad y más adelante consiguió el trabajo que mantiene hoy, como Creative Consultant en Didi, una app para pedir taxis que tiene sus HQ en Beijing. Por supuesto, su contrato es flexible y le permite trabajar desde cualquier lugar del mundo.
Fue la creatividad la que le aseguró un puesto en DiDi. Para promocionar un festival de comida picante se le ocurrió hacer una piscina con ajíes, chiles y otros ingredientes urticantes para que la gente se bañara. La idea llamó mucho la atención y tuvo una publicidad enorme.
Su paso por China lo ayudó profesional y personalmente: “China es muy distinta a todas nuestras concepciones de cultura, de formación de sociedad, de hábitos, de actitudes, de comida. Yo me comparo con otros amigos que se quedaron en su país y me siento más preparado para vivir que ellos. Todo extranjero que va hacia China pierde su nacionalidad. Allí eres un extranjero más. Eso te abre la cabeza para sobrevivir sin ser local, sin saber el idioma. Y te da confianza. Me di cuenta de que era capaz de subsistir solo y que perfectamente podía hacer lo mismo en otro país”.
“El choque cultural se pasa al mes. Uno como ser humano se puede acostumbrar a todo”, explica el creativo, ahuyentando los miedos y prejuicios que puedan tener los occidentales. Y cuenta que China tiene un montón de sectores muy bellos que cautivan a cualquier visitante: sus montañas, sus ríos, sus arrozales o “sus templos que parecen sacados de Mortal Kombat”. Son paisajes únicos que deslumbran: “Es una fantasía que no existe en ningún lado”, advierte.
También remarca otra belleza, aquella que reside en el interior de los habitantes de los pueblos: “La gente está muy feliz con su vaca y su cultivo. No necesita más nada. Es algo que también vi en los beduinos de Egipto, que viven en el desierto y tienen un estilo de vida como de siglos atrás pero están felices así. Porque la felicidad depende de que estén bien en su cabeza. Es muy cliché, pero es cliché porque es verdad. Si uno se dedica a hacer lo que le gusta, día tras día tras día, eventualmente va a encontrar soluciones a los desafíos. Las cosas eventualmente se van a dar. Pero a veces uno no se atreve por el miedo, y el miedo no existe”.
Tuvo (y todavía tiene) que coordinar el estudio con su actividad laboral: se organiza para estudiar dirección de arte online de 1 a 4 de la mañana. No es fácil, pero sabe que es algo que le dará beneficios en el largo plazo: “Es un sacrificio, pero es cuestión de adecuarse a los tiempos y de entender que esto es muy importante para mi carrera, por lo que tengo que ordenarlo y priorizarlo. Además, me ayudó a ordenarme en cuanto a alimentación, al tiempo que le dedico a ciertas cosas, a hacer ejercicio. Trato de dormirme a las 21 hs y despertarme 1 am, tener la clase, y despertarme a las 9 am para trabajar. En DiDi ya saben que estoy haciendo esto, entonces acomodamos el contrato para que yo trabajara como nómade”.
Rusia: cultura y paisajes únicos + el frío como entrenamiento físico y moral
Cuando llegó el COVID, Pablo estaba en Rusia. Como cerraron las fronteras (y las de China también), se quedó a vivir ahí por 7 meses. Recorrió Moscú, San Petersburgo y Vladivostok. “Fue increíble. Ves ciudades con arquitectura imperial con bordes de oro, es como una película de Disney”, cuenta. Vladivostok en particular lo asombró: “Tiene una cultura muy interesante porque es una mezcla de Corea del Sur, Japón, Rusia y China. Hay estereotipos rusos, pero también ves gente con esa mezcla asiático-europea muy exótica. Nunca había visto algo así”, comparte.
Toda Rusia, en general, le pareció muy rica: “Es un país de mucha literatura, historia, cultura, buena comida. Siento que los sudamericanos tenemos tanta influencia de EEUU y Europa, que países como Japón, China, India y Rusia son como muy ajenos y lejanos. Rusia es un país hermoso, el único problema es el invierno, pero aún así tiene sus lados lindos. Vivir esas temperaturas extremas es algo que te hace vivir. Me acuerdo de haber corrido en el Mar de Japón porque estaba totalmente congelado”.
De hecho, el invierno inclemente, con menos veinte grados, para Pablo fue una experiencia formadora: “Sobrevivir eso te hace más fuerte. Perdí el miedo a muchas cosas por haber tenido que enfrentarme a esa experiencia. Hacía tanto frío que me tocaba las manos y me dolía hasta el codo, no podía ni moverlas. Pero ahora, si hay 2 grados, yo estoy tranqui, estoy bien. Puedo sentir frío, pero si pienso que hace un año atrás estuve en menos veinte, entonces no puedo arrugar con dos (risas)”.
Turquía I: recorridas, amigos y práctica en Sony Music Madrid
Pablo estuvo dos meses recorriendo Estambul, ciudad que le encantó. Allí se hizo muchos amigos e hizo su primer pasantía remota en Sony Music Madrid, un diferencial de estudiar dirección de arte en M. AD. Recuerda que trabajó en la promoción de un reggaetonero de Puerto Rico y que hizo un par de activaciones buenas, aunque la mayoría se canceló por el COVID. “Los artistas musicales son productos. Trabajamos con un cantante que era exactamente igual a Justin Bieber…pero español”, dice, entre risas.
Egipto: lugares únicos, conocimientos espirituales, freediving y práctica en McCann de El Cairo
Pablo quiso hacer algo distinto y conocer un lugar nuevo, y por eso eligió Egipto como próximo destino. Hace poco descubrió el freediving (también llamado apnea, que consiste en suspender la respiración mientras se desciende buscando profundidad bajo el agua) y se enteró de que la Península del Sinaí es uno de los lugares más famosos para practicar ese deporte. “Llegas a niveles profundos en donde es otra realidad. Hay una sensación que es terapéutica, me imagino que debe ser similar a estar en el espacio”, cuenta. Como durante el descenso se atraviesan corrientes de agua helada, eso también le permitió manejar mejor el calor sofocante de África. Explica que el secreto de la práctica es ecualizar, una forma de respiración que permite que el oxígeno permanezca mayor tiempo dentro del cuerpo. “Es como un hack del organismo, pero también hay un factor mental. Se trata de la voluntad, de mantenerte concentrado”, agrega.
En Egipto le pidió al director de M. AD Buenos Aires hacer una pasantía en un lugar donde pudiera ir presencialmente a la oficina y estar en contacto con gente, y así consiguió ingresar en McCann de El Cairo, una oficina muy cool, original, de muchos colores y súper cómoda. Consiguió un acuerdo flexible: 3 días de trabajo presencial a la semana y el resto desde un coworking de la zona.
En McCann trabajó en el branding para una botellas de agua saborizadas y vio el trabajo de 4 diseños de 4 diseñadores distintos. “Eso me ayudó a saber cómo presentar producto. Puede sonar chico, pero yo ya tengo esa confianza”. Otro proyecto interesante en el que colaboró fue en la publicidad de una nueva ciudad que se está construyendo en El Cairo, un megaproyecto futurista en donde hay inversiones millonarias e infraestructuras imponentes.
El Cairo es desafiante: “Debe ser, junto con Delhi y Mumbai, de las ciudades más caóticas del mundo. Es sucio, hay smog y contaminación acústica, mucha pobreza”, pero Pablo pudo alquilar un departamento en una zona más tranquila y resguardada. Además, si decidiste estudiar dirección de arte, tiene una riqueza cultural para destacar. “Fuera de las Pirámides, que es lo obvio, está la civilización antigua que es hermosa. Toda su cultura es increíble. Allí entré en contacto con temas espirituales y esotéricos como la alquimia, que es fascinante. Son cosas que nunca había escuchado en Chile. Creen mucho en los signos del Zodiaco y en la numerología. Aunque creas en eso o no, de alguna manera lo incorporas. Aprendí otra percepción sobre la vida”.
Pudo recorrer lugares memorables y cinematográficos, como Lúxor, que tiene el templo abierto más grande del mundo (“Está un poco destruido pero parece una película de Indiana Jones”), o Abu Simbel, al sur del país, unos templos construido por Ramsés II (“El lugar está repleto de historias y el paisaje de dunas recuerda a la película Dune”).
Turquía II: una ciudad muy pintoresca, los beneficios de ser extranjero y práctica en WT Tokio
Un amigo le recomendó ir a Antalya, situada en la costa mediterránea del suroeste de Turquía, con una temperatura más agradable que en Estambul. Allí, como todos los otros lugares en los que estuvo, se dio cuenta de las ventajas que tiene ser extranjero, sobre todo chileno: “Acá no saben qué es Chile, no lo pueden asociar a nada. Quieren saber, son muy curiosos, entonces eso ayuda a que haya una conversación inmediata.
“Por el hecho de ser extranjero toman mis ideas de una manera distinta. Es lógico, porque traigo cosas diferentes porque no soy de esa cultura. Ser extranjero es un asset. Ya por tener referencias distintas te destacas. Cualquier cosa que propongas se va a diferenciar del proceso racional de cómo sale esa idea. Creo que la gente que todavía no se decide o no tiene la confianza de ir a otro país, a veces no tienen eso en consideración. El solo hecho de ser quien tú eres trae beneficios. Y quizás no lo desarrollamos porque vivimos siempre en nuestro país. Es difícil verse uno objetivamente fuera de su propio país”.
¿Cuáles son los beneficios de estudiar dirección de arte en forma nómade?
- Arriesgar para ganar. “Me acuerdo mucho de una frase que leí en Egipto, no me acuerdo ahora de quién fue, pero estaba relacionada con la alquimia: “el Universo favorece a los que se arriesgan”. Uno, eventualmente, va a conectar los puntos y va a encontrar las soluciones a los obstáculos que se presenten. Pero si te quedas en el mismo sector, nada nuevo va a pasar. De ahí viene el argumento de salir de tu zona de confort, que es el Camino del Guerrero del que hablan mucho en China”.
- Adquirir confianza en uno mismo. “Estas experiencias me dan la confianza de que puedo realmente lograr lo que me proponga, si lo hago ordenado y realista. Ya no tengo miedo. Converso con mis amigos y todos dudan, los encuentro a todos cagones con ese tipo de argumentos. ¡Yo a veces pienso en Marco Polo, que viajó de Italia a China a caballo!. Yo tengo la tranquilidad mental de saber que puedo duplicar este estilo de vida en cualquier otro país. A menos que sea Corea del Norte o algo ridículo. Perfectamente podría ir a Croacia o Ucrania y encontrar la misma calidad de vida. También se me hace más fácil aprender idiomas. Sé un poco más de palabras en árabe, en turco, en ruso”.
- Abrir la mente y exponerse a nuevas perspectivas. “En Rusia fui a muchos museos increíbles. Casi que volvería exclusivamente por eso. Ver otro tipo de siluetas, de formas y de historias te abre la cabeza. Para estudiar dirección de arte en forma nómade aconsejo ir a zonas que sean estimulantes, creative hubs que encuentras en muchas ciudades. Y hacer cosas como freediving, que es algo que claramente no lo iba a hacer en Chile. Te exponen a otra realidad. Hace dos fines de semana hice Paragliding por arriba de la piscina de Cleopatra. Son cosas que jamás me hubiese imaginado, pero ahora ya tengo esa visión nueva en mi mente”.
- Tener más posibilidades en el mercado creativo. “Me permite ser un profesional más internacional, lo cual me abre mucho más el mercado. Si voy a una agencia puedo ofrecer el tener el background de entender cómo es el chino en China, cómo piensa la gente de Medio Oriente o cómo en la temporada de Ramadán. Son cosas que probablemente nunca hubiera entendido si me hubiera quedado en Chile. Eso me hace un profesional más internacional, lo cual me abre mucho más el mercado. Y, si lo llevamos conceptualmente, se me hace más fácil sobrevivir en el planeta hoy en día que alguien que esté en un mercado más chico. Porque, si por algún motivo a ese mercado le pasa algo, ¿qué vas a hacer? Me siento más preparado y puedo otorgar otros insights que otros no se pueden imaginar por no haber vivido ciertas experiencias”.
- Estar en contacto con otros nómades que comparten tu estilo de vida. “Tengo unos amigos argentinos que están en la misma. Ahora se estaban yendo a Albania. Empiezas a conocer a otra gente que está en la misma situación, no es que estás solo en el mundo. Las cosas se van a dar, hay que seguir moviéndose. También me hice muy amigo de un DJ del Líbano, y ahora sé un poco más de música. Me di cuenta de que hay mucha gente que hace lo que realmente le gusta y es feliz por eso. Otro amigo de Egipto es chef y le encanta lo que hace. Si sigues lo que te gusta, las cosas se van a dar, no hay por qué tenerle miedo a nada. Y tu opción laboral se va a abrir mucho más. Es muy estúpido cerrar tus propias puertas, sobre todo porque el mundo se abrió”.
- Estar en movimiento y aprender constantemente. “Algo que leí en la alquimia es que toda materia cambia. Es una ley universal. Todo cambia, y tú no puedes ir en contra del Universo. Yo pienso en los amigos de mi papá, que tiene 80 años y la gran mayoría son de una mentalidad cerrada, más de campo, que vivieron la dictadura en Chile. Eso era algo que me daba ganas de irme de mi país, porque sentía que yo no era así. Y estudiar dirección de arte mientras viajo por el mundo también me ayudó a cambiar mi modo de pensar y de mantener el ritmo de siempre estar aprendiendo cosas nuevas. Cuando terminé el trimestre pasado y me dijeron que me habían aceptado en Wunderman Thompson Tokio, me comunicaron que parte de lo que voy a hacer es CX, que yo no sé lo que es. ¡Pero me compré un curso! Si no tengo esa necesidad de seguir aprendiendo, siento que alguien me va a pasar y voy a quedar atrás. Tener esa mentalidad de querer superarte constantemente también te facilita las cosas a futuro. Gran parte de tu competencia no lo hace, y eso te da una ventaja”.
6 consejos para quienes desean estudiar dirección de arte mientras viajan
- Aprender a priorizar. Pablo se conecta de 1 a 4 de la mañana para estudiar dirección de arte en Buenos Aires en forma remota. No es fácil, pero lo hace porque lo ve como una inversión en su vida profesional. “Es un sacrificio estar medio dormido y no tener la misma energía que puedo tener en otro momento. Pero esto es un consejo para cualquiera que vaya a viajar: tomar prioridades. ¿Qué es lo más importante para ti? ¿Recorrer o desarrollarte profesionalmente? Porque los lugares van a seguir ahí. Las pirámides no se van a mover. Más que el lugar, es más importante que tú estés a gusto con quién eres, de que la decisión que tomaste es buena, porque al fin, esa decisión es la raíz de todo tus acciones”.
- Viajar liviano. Tratar de no llevar mucha ropa e intentar acomodar todo en no más de dos valijas.
- Administrar bien el dinero.
- Planificar, pero dejar margen a la espontaneidad. “Hay que dejar la puerta abierta para que lo random ocurra. Por ejemplo, este fin de semana me invitaron a hacer hiking en una montaña increíble, que no me lo hubiese esperado. En San Petersburgo conocimos a una pareja que nos llevaron a comer a un restaurante cerca del mar, un lugar increíble con camarones enormes. La chica a la que le estoy arrendando el Airbnb en Turquía es manager de artistas y una de sus bandas tocaba en un hotel cinco estrellas y me invitó. Me dijo que era un poco formal. Bueno, fui y era de gala, y yo caí con una polera Polo. Pero ese mismo hecho hacía que la gente se preguntara quién era, y por eso conocí a mucha gente. Terminé en otro hotel con playa privada, mar abierto. ¡Un miércoles! Esas cosas inesperadas te pueden pasar, que no te las puedes imaginar porque no sabrías cómo llegar. Pero, por el hecho de que te pasó, tu imaginación en sí crece”.
- Perder el miedo. “Hay una frase muy cierta de la película Dune: fear is the mindkiller. El miedo no es algo real, son situaciones hipotéticas que en general no pasan. Es más overthinking que otra cosa. También a veces está el temor de echar de menos a la familia, pero la familia no se va a mover, siempre va a estar ahí. Uno necesita desarrollarse como humano independientemente de quién te haya criado. Tenemos que seguir nuestro camino. Yo sé que puedo agarrar el teléfono y llamar a mi mamá en cualquier momento. Lo mismo con tus amigos: a los verdaderos no los vas a perder. No es tanto lo que vas a perder, sino lo mucho que vas a ganar”.
- ¡Disfrutar! “El planeta en sí es hermoso. Tiene muchos sectores que están buenísimos y que quizás no conocemos porque no tienen la misma popularidad que París o Cancún. Vale la pena visitarlos. Es como las Cataratas del Iguazú, que es algo maravilloso. Hay muchos sitios que tienen ese poderío visual en el mundo, como Rusia. De hecho, tiene un lago que se llama Baikal, el lago más profundo del mundo, y una de las aguas más limpias del planeta”.
¡Vos también podés estudiar dirección de arte en forma nómade!
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